Carlos Montilla, autor del siguiente texto, nos platica cómo fue para él incursionar en el mundo laboral de la arquitectura:
Estoy convencido de que uno de los mayores problemas que estás encontrando es que aún no has tenido la oportunidad de enfrentarte al mundo real con un primer trabajo. Y es normal. Sin saber qué hacer, la búsqueda de empleo en la arquitectura puede resultar muy costosa.
No te haces una idea de lo abiertos que están otros arquitectos a compartir su conocimiento y dejar espacio a las nuevas generaciones que vienen detrás. Y tiene sentido, pues en cierto modo se ven a ellos mismos hace unos cuantos años.
Una vez que estás dentro es mucho más sencillo progresar y moverte en ese ambiente. Es como pasar de un ambiente atmosférico a un ambiente acuático, al principio eres torpe y lento, pero luego aprendes a nadar solo. Pero no te voy a engañar, no es oro todo lo que reluce.
Veámoslo de la siguiente forma: quienes buscan su primer empleo como arquitecto son como la sal. Mera moneda de cambio, mera mercancía.
Reconocerás que, habitualmente, da igual qué tipo de sal tomes. Todas las sales parecen iguales. Podrías cambiar una marca de sal por otra y nadie va a notar la diferencia. De hecho, el precio de la sal es extremadamente bajo. Y tú no quieres ser sal, sino caviar: algo tan único y escaso que la gente paga cantidades ingentes de dinero para conseguirlo.
Si te conviertes en caviar, los estudios de arquitectura ni siquiera se plantearían dejarte pasar, pues les habrás demostrado claramente mediante tu candidatura que eres la solución a sus problemas. Al menos, a una parte de ellos. Esto te hará ser considerado único.
Ponte por un momento en la piel del encargado de contratar y leer los CV que llegan al estudio. Por ejemplo, yo soy el encargado en una empresa importante, y tras subir una oferta de empleo a internet, en dos días tenemos 400 candidatos. La mayoría de ellos son candidatos normales, se parecen entre ellos. Son sal y tu labor es que tu candidatura destaque.
Es lógico, no hay tiempo material suficiente para revisar a fondo cada una de ellas. Por ello, cuando una candidatura es caviar, inmediatamente destaca frente al resto.
Veamos tres acciones para conseguir un primer empleo como arquitecto.
1. Sé específico.
“¿cómo sería el empleo de tus sueños?”
Un trabajo que suponga un desafío y donde se tenga en cuenta mi opinión, donde pueda seguir formándome, donde realmente pueda provocar un impacto en la sociedad, donde trabaje con otros grandes arquitectos que me puedan enseñar
Esa es la respuesta de casi todos. Es pura sal. En su lugar, el Caviar dijo:
Un empleo como arquitecto en el departamento de proyectos de un estudio de arquitectura donde se me permita diseñar viviendas unifamiliares completas y a mi criterio. Ojalá sea posible con sede en Málaga
¿Ves alguna diferencia? Alguien de recursos humanos sí.
Cuando eres específico, no haces perder el tiempo a la persona encargada de leer tu candidatura. Tú has hecho los deberes y no vas a esperar a que alguien encuentre tu trabajo por ti, sino que ya has definido cómo quieres que sea tu trabajo de antemano.
Una vez que sabes lo que quieres, te será mucho más sencillo acudir a tu red de contactos y pedirles ayuda para que te conecten con otras personas o estudios de arquitectura.
Personalmente, ante la respuesta de la sal, me quedo siempre frío y pensativo, es algo tan genérico y vago que no tendría claro a donde enviarle. Sin embargo, si me dices exactamente lo que quieres, podría conectarte ahora mismo con una o dos personas a los que les podrías encajar.
2. Perfecciona la búsqueda y tu preparación previa.
¿Has tenido alguna entrevista de trabajo anteriormente? Veamos las respuestas tal como yo las veo:
Sal: “Bueno, busqué durante una hora información y noticias sobre la empresa. Luego le pregunté a mi amigo sobre las preguntas que suelen hacer en una entrevista personal y tal. También miré las preguntas típicas en internet”.
Caviar: “Verás, ya he quedado con 3 personas del propio estudio donde me van a entrevistar. Ahora sé exactamente qué desafíos y problemas tienen. He tomado algunas notas en mis conversaciones con ellos y lo he comparado con lo que aparece en internet sobre el estudio. Me he preparado multitud de preguntas y la manera perfecta de responderlas. Además, invité a mi amigo, gerente de Recursos Humanos en una empresa, que sabe mucho sobre el tema y las preguntas difíciles que pueden hacer. Vino a mi casa y practicamos una entrevista durante dos horas. Lo grabé todo en video para verlo y analizar todos mis errores más tarde».
Suena duro, ¿verdad? Genial. La mayoría de los candidatos no va a hacer el trabajo duro.
Quiero decir que si inviertes tres veces el esfuerzo en presentar una buena candidatura, podrías obtener treinta veces el resultado. Sí, tendrás que trabajar duro y emplearte a fondo, pero ese trabajo lo cogerás tú.
3. Que te recomienden. ¡Quien sea!
A los jóvenes nos encanta quejarnos de por qué no tenemos una buena red de contactos profesionales. Y yo pregunto: “¿En serio? ¿A quién has intentado contactar?”. Su respuesta suele ser encogerse de hombros. Veamos ejemplos:
Sal: “Lo he intentado, lo prometo, pero sencillamente no conozco a nadie. He enviado emails a varios amigos pero tampoco tienen ni idea. Es realmente injusto que esta sociedad esté basada en quién conoces. ¿Cómo esperas que conozca a nadie si acabo de terminar la carrera?”
Caviar: “Verás, primero repasé mi Linkedin y mandé varios mensajes. De hecho, probé tres plantillas distintas de mensaje, y me he dado cuenta de que la tercera de ellas funciona muy bien, tengo un 50% de respuestas. Tengo concertadas tres citas para tomar un café la semana que viene. Luego fui a mi universidad, a los chicos que orientan en temas laborales, les he contado exactamente lo que busco. También a varios de mis exprofesores. Resulta que uno de ellos conoce a un arquitecto para el que me gustaría trabajar… ¡y me voy a tomar un café con él el miércoles!”
La diferencia es abismal, ¿no crees? Realmente, tal como yo lo veo, al buscar trabajo te puedes destacar de varias maneras:
- Los estudios de arquitectura a los que apuntas.
- Los emails que envías.
- Las preguntas que les haces.
- Tu carta de presentación y CV.
- Tu entrevista, respuestas y lenguaje corporal.
Pregúntate a ti mismo… “¿Qué haría la sal en esta fase de la búsqueda?, ¿qué haría el verdadero caviar?” Y repítelo a ti mismo durante todo el proceso. Es fundamental que tengas en cuenta este cambio de paradigma para proceder con la guía paso a paso que puedes descargar a continuación. Así que, por favor, interioriza estos conceptos y transfórmate en caviar.
Estas a un paso de obtener tu primer empleo como arquitecto, para hacerlo, solo tienes que Descargar la Guía que encontramos para ti!